Pbro. Camilo Daniel Pérez.
En nuestro anchuroso Estado de Chihuahua hay cabida para todos los informes que se quieran. A fin de cuentas no están claros los parámetros para medirlos. Dicen que cada gobernador se va y llega con su silla. Así que está difícil medir lo ancho o delgado de cada quien. Además, estamos acostumbrados a ponernos el traje de ocasión olvidándonos de todo lo demás. Nos gusta ovacionar las frases rimbombantes aunque no vayan con la realidad. Somos por naturaleza emotivos y nos vamos por la “cargada”. El día del informe Chihuahua es otro ¡qué caray! Ese día se administra muy bien la pobreza, nos olvidamos de los muertos tirados en la calle, de las desapariciones forzadas, de la hambruna que azota a la sierra tarahumara y puntos intermedios, de la ineficiencia de las autoridades, de la impunidad y corrupción. El día venturoso del informe no nos explicamos por qué hay tantas viviendas desocupadas y tanta gente desplazada como si nuestro Estado estuviera acorralado por la delincuencia. Chihuahua es otro como por arte de magia. ¡Así semos los mexicanos, no faltaba más! Vivimos en plenitud el momento, aunque la eternidad sea muy distinta. Aplaudimos lo inalcanzable que para presentarlo como realidad los políticos se pintan solos.
Hay de informes a informes y hay de oídos a oídos. Se nos informa, por ejemplo, que “en el campo se respiran nuevos aires de esperanza”. La frase no le suena igual al campesino que al agroempresario, quien por cierto acapara los apoyos del gobierno. “En las escuelas tienen cabida todos”. La frase no le suena igual al influyente hijo de papi que al muchacho que se la parte para poder sobrevivir. “Trabajamos arduamente para acrecentar la credibilidad”. Esta frase no la entienden las familias que tienen desaparecidos, no la entienden quienes han sufrido extorsiones, secuestros, robos… Muchos de ellos no se atreven a poner una denuncia. ¿Será por indolencia o por falta de credibilidad? Habría que preguntarnos si la delincuencia oficialmente se ha abatido por eficiencia de las autoridades o por el silencio de las víctimas.
He dicho que hay de informes a informes. Me suena muy distinto al informe del Gobernador lo que nuestros sacerdotes perciben que está sucediendo en las comunidades que ellos pastorean. Precisamente el pasado 21 de septiembre estuvimos reunidos poco más de 170 sacerdotes del Estado de Chihuahua analizando la problemática de nuestro pueblo. Entre otras cosas se decía lo siguiente: Hay temor, desconfianza, frustración, dolor y angustia ante la creciente inseguridad. Hay comunidades rurales desaparecidas, campo abandonado por la emigración y por familias desplazadas. Agudización del desempleo, corrupción, impunidad y vacío de autoridad… En mi opinión mientras esto subsista no puede hablarse de progreso en nuestro Estado por más obras que se realicen. El verdadero progreso consiste en el desarrollo humano y el mejor capital invertido será el que esté a favor del recurso humano.
Una última apreciación: No entiendo por qué todo informe de los políticos tiene que ser tan apoteótico y triunfalista al grado de cubrir con solemnidades y bonitos discursos la realidad. Tampoco entiendo por qué se utiliza el día del informe como campaña electoral. El informe debería estar dedicado a la ciudadanía y no a Peña Nieto. Merecemos un poco más de respeto. Digo yo. Finalmente, queremos ¡PAZ Y VIDA DIGNA YAAA!
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